Poco se les conoce, a ésta masa de candidatos empeñados
en mantener sillón o pillar plaza; poco sé de ellos, más allá de palabrería
vacía, arcaica, desgastada hasta el hastío. Promesas, libres de impuestos, que
cuando están no cumplen y promesas para cuando asienten posaderas, sobre
terciopelo financiado por los parias. Suben en IVA cultural, para jugar a decir
que lo bajan al borde del voto próximo. Recaudan sin tregua y manifiestan que
reducen la presión fiscal; hacen caja con carburantes y electricidad, mientras
declaran que los precios bajan. Patentes de corso, “conmigo o contra mi”, si
mando, mangoneo; no pacto y pacto; caviar y misa diaria; puño en alto y trinque
de subvenciones: imputados, sospechosos de ser honrados con las manos en la
caja. Desolador panorama de incompetencia, codicia, avaricia, envidias. Solo
frases en cascada en radio, prensa, tv; consignas caducas, mensajes rancios que
desempolvan cuando convocan elecciones a lo que sea, en la fecha que más
convenga, a cargo del ciudadano al que despedazan sin contemplaciones, al que
creen tener engañado, cuando le han convertido en un pillastre a fuerza de dar
ejemplo de pillería. Estos gobiernos irresponsables, canallas, han fulminado la
esencia de mi país; han gaseado a la gente buena, han aniquilado la diferencia
entre hacer bien o mal las cosas, han demolido la responsabilidad y campan por
el páramo antes de veranear en sus paraísos. Su estrategia es generar confusión
con mezcla de medias verdades y medias mentiras; enajenar con ataques
despiadados a la cultura; con la habilidad de dividir hasta el átomo, ellos
solos, sin quererlo, han creado la resistencia. Una resistencia que sobrevive y
se muestra, para pasar casi desapercibida. Sobrevive el teatro, la música; se
hacen cortos y largos y se expone donde se pueda colgar un cuadro. Se publica,
se recita, se canta en las esquinas… y, sobre todo, disfrutamos, disfruto del gran
talento de mi país, del que todavía no han contaminado.
Jordi Costa: “Mi margen de maniobra es tan precario que, a menudo, no puedo ni comprarme un libro cuando lo necesito”
Jordi Costa: “Mi margen de maniobra es tan precario que, a menudo, no puedo ni comprarme un libro cuando lo necesito”
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