En la inmensa mayoría
Podrá faltarme el aire,
el agua,
el pan,
sé que me faltarán.
El aire que no es de nadie.
El agua, que es del sediento.
El pan… Sé que me faltarán.
La fé, jamás.
Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.
Ni más ni menos. Más.
Blas de Otero, Expresión y reunión (Alianza Editorial,
1981).
Sus
versos sonaron en nuestras endebles almas, hechas de ikurriñas y silencio. Mi
madre llamó a la tía de una prima, para que me llevara a casa de Blas; y me
llevó. Y allí estaba el poeta, conversando sobre un cuento que
iba en otro libro; y me regaló un libro con ojos de cristal, que en este
momento, no encuentro. Era Euskadi, era Donosti, era mi cuna, el lugar que no
conozco. Es Blas, es Otero y nos enseñó que “siempre nos queda la palabra”.
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