A un olmo seco
Al olmo seco, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido. (…)
Antonio Machado, Campos de Castilla (primera edición, 1912)
Lectura, deliciosamente, obligada a los bachilleres de 1960,
Antonio Machado forma parte del ADN de Castilla, de España. Memoricé sus
versos, gracias a Joan Manuel Serrat, antes que las declinaciones de latín y
griego. Recuerdo cantarlo en un viaje por Castilla a bordo del coche que
conducía May Palacio, copilotaba Almudena Velasco y amenizaba Gorka Ordóñez. Machado
y Serrat me visitan, con frecuencia, en la cocina de El Páramo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario