jueves, 11 de septiembre de 2014

Huele a otoño





Hace meses que no iba a la capital. Está hermosa en esta mañana de septiembre que hace honor a la gran personalidad que tiene León: o de torras como una loncha de panceta en la parrilla, o te congelas cuan pescadilla de allende los mares. La Historia camina abrazada por decenas de turistas de sesgo nacional e internacional, la catedral en su sitio, el palacio de Gaudí sereno y las callejas de El Barrio Húmedo, seductoras. Es una ciudad salpicada de sorpresas que te invita a reflexionar sobre lo poco que sabemos del futuro. He encontrado la erosión de la piedra, las definiciones exactas (La Taberna del Infierno), más de una gárgola y el cantar de las fuentes. Me ha gustado lo que he visto y, cuando algo me gusta, lo digo, aunque no siento la tentación de visitar el gran León con mayor frecuencia, por lo menos, hasta que él no venga a verme con mayor convicción.  


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