viernes, 14 de noviembre de 2014

Tienen los Versos



Ese halo de ternura que, aún cuando duelen, llegan derechos a dentro; a veces, se clavan y la memoria los siembra en renglones indelebles. Es posible que aquel que los escribió no quede en el registro de efemérides, pero sí lo escrito, lo que perdura. Este es, con mayor o menor gusto, el fin último del verso que, línea tras línea, conforma un mundo tan rotundo como etéreo. Así la poesía, esa disciplina del arte que sobrevive en archipiélagos sin censo, se abre paso entre los siglos colada en libros de peso pluma, textos de generaciones de escolares y hasta en ensayos, biografías, relatos, novelas y cuentos. Tienen los Versos cuerpo escurridizo, al caminar en sandalias hechas al frío y saltar del vocablo al verbo, del pronombre al adjetivo como el juego de los niños. Hay quién dice quedar prendido; se sabe que más de uno a muerto, sin embargo, la crónica de sucesos no recita óbito alguno a causa de Versos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario