miércoles, 21 de enero de 2015

Los incendios del amor: 20 años

Con ese “no sólo el fuego abrasa”, Los incendios del amor [Edurne G. Ordóñez, 1994] abre un poemario que hoy es mayor de edad y que, dos décadas después, me gusta recordar. Hay algunos versos que se mantienen en ese discurso que transcurre a lo largo de nueve episodios, los que se producen desde el encuentro primero con la persona, que sin previo aviso llega un día cualquiera. Entrar en una vida para iniciarla entre dos, suscita dudas, preguntas y anhelos, que convierten el encuentro en un universo pleno.
“Así como se desprenden los pétalos
de la flor del sueño y caen tras los pasos
que van cediendo a la vida,
así también floran los escalones del deseo,…”
El temblar ante el amor, sobre el, entre el, nos lleva a vernos como “pobres peleles, ardemos de pasión, / nos consumimos entre rescoldos y cenizas”. Este tobogán de emociones que consumimos parece concluir, muchas veces, en la despedida; en ese abanico de adioses llenos de ausencia impregnada de tristeza. Recorrer, dos décadas después, este librito es volver al tiempo de armisticio, porque
“Nunca antes caminó la risa
tan grácil entre las calles de la primavera,
como un soplo ligero y suave
sonó en la tarde tu nombre

hasta desmayarse de hermosura”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario