Tiene esta ciudad a gala, ser la primera en levantarse
contra la invasión francesa, en los días en que ‘Pepe Botella’, perdón, José
Bonaparte, quería quedarse con nuestra piel de toro. Recorrer sus calles y
departir con sus vecinos, es un placer que repetimos los caminantes con
frecuencia.
La última visita la hago con un grupo de amigos de Mallorca. Aquí,
nos da la bienvenida el imponente ayuntamiento, que mira de frente a la Plaza
Mayor, que conduce hasta el Palacio Episcopal y la Catedral de Astorga. Visita
a la Casa de Los Panero y comida en la Pizzería La Traviata, de obligada
recomendación.
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